Este mercado estaba destinado a ser un centro comercial similar a los que, por influjo de la globalización, existen ya en Adís Abeba: un simple contenedor de vidrio para grandes tiendas destinadas a clientes ricos. Sin embargo, la atención al clima local y a las costumbres constructivas, así como a la tradición etíope de los mercados al aire libre, llevaron a la redefinición del proyecto, que pasó a concebirse como un mercado contemporáneo multiplanta contenido en un prisma casi opaco.

El acceso se produce por una grieta profunda y cavernaria situada en la esquina, que conduce, sin solución de continuidad, a un singular atrio que se eleva diagonalmente, rasgando el edificio de extremo a extremo para configurar un dinámico vacío interior en torno al se prevé disponer las pequeñas tiendas. Además de facilitar la orientación, el atrio permite iluminar todas las plantas y hace las veces de gran conducto para canalizar la ventilación natural, una de las principales estrategias para combatir de manera pasiva el riguroso clima local.

Al exterior, el prisma se reviste con un sistema prefabricado de piezas de hormigón ligero cuya composición fractal evoca los ornamentos textiles tradicionales de Etiopía. Esta piel, que dota al edificio de una presencia hermética, funciona como sencillo y a la vez efectivo filtro de control solar...[+]