Berlín tiene dos centros: uno es el enjambre de hoteles caros, bares, cines y tiendas que se agrupan alrededor de la Iglesia del Emperador Guillermo, chispeando de luz como un diamante falso en la penumbra incierta de la ciudad. El otro es ese estudiado conjunto de edificios públicos cuidadosamente dispuestos a lo largo del Unter der Linden, copias de copias de todos los grandes estilos, emblemas de nuestra dignidad de capital... Pero el verdadero corazón de Berlín está en un bosquecillo negro y húmedo: el Tiergarten. Christopher Isherwood. Adiós a Berlín, invierno 1932-33.

Unter der Linden ya no se continúa en el Tiergarten; ahora el Muro serpentea a través de la antigua Plaza de París y bloquea la Puerta de Brandenburgo. De las embajadas que flanqueaban el parque, a continuación de las de la avenida, poco queda. Enclavadas ahora en el sector occidental, han sido despojadas de sus funciones, como la ciudad de su capitalidad. En sus aledaños, lo que queda de las antiguas villas, palacetes y espléndidos jardines que complementaban el barrio al Sur del Tiergarten, un soberbio barrio residencial...[+]