En el fondo de un valle, en la ciudad de Obanazawa al noreste de la prefectura de Yamagata se sitúa el hotel Ginzan Onsen Fujiya, junto a otras trece posadas tradicionales frente al río Ginzan. A pesar de que la mayoría de los edificios han sido alterados con el tiempo, todavía hoy forman un conjunto histórico de gran interés que actúa como reclamo turístico. Como su nombre indica, el hotel cuenta con los conocidos onsen, baños tradicionales japoneses que aprovechan el calor de las aguas termales de origen volcánico y sus propiedades curativas para el cuidado de la piel, la belleza y la salud.

Sin renunciar a las formas tradicionales se proyecta una arquitectura plenamente contemporánea. De este modo, el proyecto mantiene la silueta y el volumen original e introduce huecos de mayor dimensión con carpinterías de madera y una nueva entrada. La fachada se rehabilita con la madera del hotel de cien años de antigüedad, y el espacio interior se organiza en torno a un gran vestíbulo de dos alturas delimitado por una delicada pantalla construida con tiras de cuatro milímetros de bambú (sumushiko). Estas pantallas de bambú, de textura y color cálido, proporcionan una ligera vibración e introducen una luz suave matizada en el interior creando el ambiente óptimo para un lugar de descanso.