El casco histórico de la ciudad de Schijndel permanece marcado por los bombardeos que se produjeron durante la II Guerra Mundial con algunos vacíos en su trama urbana. En uno de ellos, emplazado entre la iglesia, el ayuntamiento y la calle principal, se encuentra ahora la Granja de Vidrio, conocida como Glass Farm, un edificio que contiene restaurantes, tiendas y otros servicios. El volumen del edificio parte del sólido capaz determinado en las ordenanzas, que coincide con el de una granja tradicional de la zona. A partir de esta casualidad, el proyecto emula el aspecto de una granja vernácula con medios contemporáneos y estrategias ilusionistas. Para ello, fue necesario medir la poca arquitectura vernácula conservada y, contando con la colaboración del artista Frank van der Salm, fotografiar sistemáticamente sus detalles, de manera que estas imágenes pudieran serigrafiarse sobre los 1.800 metros cuadrados de vidrio de la envolvente. La construcción es como una granja que ha sido ampliada 1.6 veces su tamaño original, y en su interior los detalles serigrafiados atravesados por la luz generan una atmósfera onírica y peculiar. Algunas partes de la superficie del vidrio no tienen ningún acabado impreso y funcionan a modo de huecos transparentes, que ayudan a comprender los juegos perceptivos que definen el edificio.