Con motivo de la capitalidad cultural europea de 1992, las autoridades madrileñas convocaron a una serie de arquitectos extranjeros para hacer propues­tas teóricas de intervención en la ciudad. Además de Álvaro Siza, estaban también Zaha Hadid, Hans Hollein, Stanley Tigerman y Heikkinen & Komonen. Todos ellos plantearon visiones muy alejadas de la realidad posible, pero la aportación de Siza era tal vez la más ligada a un lugar concreto de la capital.

En efecto, durante los últimos años el maestro de Oporto ha estado trabajando en los sucesivos con­cursos para el Centro Cultural de la Defensa, plan­teado inicialmente en unos solares ocupados por viviendas militares junto al parque del Oeste. Tras ser seleccionado en la primera fase, Siza resultó ganador de la segunda y definitiva, pero el proyecto no tiene visos de llevarse a cabo, al menos en un futuro próximo (véase A&V 26 ‘Nuestros museos’).

Así pues, Siza estaba muy familiarizado con la cornisa madrileña, desde la cual la ciudad se asoma al río en un largo trayecto que va desde Rosales hasta la Puerta de Toledo. Al ser requerido para hacer una propuesta utópica, Siza ha vuelto al par­que madrileño y ha planteado una intervención doble. En primer lugar, se trataría de hacer un jardín público en el solar del mencionado concurso. Sería una superficie horizontal, por lo que, dada la fuerte pendiente del terreno, quedaría rehundida en su mayor parte. Dos pasajes lo atravesarían perpendi­cularmente, uno de las cuales cruzaría bajo la cal­zada para acceder a dos galerías situadas en el parque y donde se expondrían una pintura y una escultura de Picasso: Guernica y Mujer embara­zada.

Partiendo del mismo punto, una de las galerías saldría oblicuamente hacia la pendiente y la otra trazaría una curva hasta quedar paralela a la primera. La galería recta tendría un suelo descendente y un techo ascendente, de modo que se crease una falsa perspectiva. Después de un tramo con una fila de pilares centrales, existiría un muro transversal per­forado, a través del cual se contemplaría el Guerni­ca, situado sobre otro muro que se podría rodear para llegar hasta un mirador. Una disposición simi­lar se desarrolla en la galería curva.

Con su orientación hacia la sierra madrileña, ambas galerías harían suya una de las panorámicas más características de la capital... [+]