Un gran esferoide de vidrio se alza en el extremo norte de la isla Seguin, en el curso del río Sena, señalando un nuevo enclave cultural en el oeste del área metropolitana de París. Estos terrenos, que fueron la cuna de la industria automovilística en Francia, se transforman en el buque insignia del llamado Valle de la Cultura a través de un plan director desarrollado por Jean Nouvel. Un basamento de hormigón, que se adapta al límite geométrico de la isla, contiene todo el programa de este centro dedicado a la música excepto la sala de conciertos que emerge dentro de la estructura geodésica acristalada. Sobre un sistema circular de raíles, una gran vela formada por paneles fotovoltaicos varía su posición a lo largo del día para optimizar la captación y regular la incidencia del sol.

Para enfatizar su carácter público, el edificio es permeable y la cubierta es accesible a través de dos grandes escalinatas situadas en los extremos. En lo alto, una serie de caminos recorren la cubierta ajardinada, con vistas hacia las orillas del Sena. La linealidad del entorno se traslada al interior del edificio, mediante una calle longitudinal que da acceso a las diferentes áreas: vestíbulo, sala multifuncional, auditorio, estudios de grabación, aulas, oficinas, restaurantes y tiendas.