A 20 kilómetros al norte del municipio de Uribia, en el departamento colombiano de La Guajira, se sitúa este edificio para la comunidad indígena de los wayuus, inmerso en un paisaje desértico. El encargo busca reflejar los pilares de la Fundación Proyecto Guajira, promotora de la construcción, basados en mejorar la educación, el desarrollo y la asistencia básica.

El centro etnoeducativo está realizado en tierra, utilizada en la tradición constructiva wayuu, materializada aquí de manera diferente: en bloques compactados. La cubierta plegada evoca las montañas que se alzan en medio del desierto, vinculadas a la cosmología wayuu. La textura con plantas guaduas de los muros del salón principal reinterpreta el patrón visible en las construcciones locales, cuando el paso del tiempo muestra el esqueleto interno del bajareque, pared de palos entretejidos con cañas y barro.

La flexibilidad del espacio, a partir de módulos que se abren y cierran, permite albergar un espacio polivalente, aulas, una biblioteca, una cocina y un comedor. Según los usos, las ventanas de color caen de las paredes de guadua y se convierten en los pupitres para los estudiantes o mesas para comer.

La orientación evita que el sol incida directamente en el interior. El calado de los muros divisorios filtra el viento intenso. Los bloques de tierra compactada funcionan como catalizadores de la temperatura interna: durante el día expulsan gradualmente el frío captado en la noche.

Fotos: Juan Salamanca Balen