En el París de Hausmann, las posibilidades de hallar un solar disponible son escasas. Cuando se encuentra, los condicionantes a los que se debe hacer frente, derivados sobre todo de la normativa urbanística, son numerosos. En el caso de la ampliación de un palacete en la calle Galvani, los imperativos legales venían acompañados por los requerimientos funcionales del cliente, una pareja con cinco hijos mayores. La lista de requisitos quedó así: el jardín existente a ras de calle (con un tilo y un aliso japonés) debía ser conservado, además de servir como base para la nueva edificación; la vivienda no podía superar dos plantas de altura sobre rasante; la visión del antiguo palacete, al fondo del solar, no debía obstaculizarse; no sólo el acceso sino también el garaje se debían ubicar en planta baja; la piedra local, de la cuenca parisina, había de materializar la fachada principal; por último, los usuarios demandaban, además del programa residencial convencional, un pabellón de invitados y una sala para proyectar cine.

La vivienda resultante hace un juego de malabarismo para cumplir con todas las premisas. Una losa de hormigón armado se despliega por toda la superficie de la parcela, a una altura media de 1.20 metros sobre la cota de calle: en función de los recorridos, la iluminación y las necesidades del programa, aumenta de sección, se perfora o se alabea. Sobre la losa, en el extremo en contacto con la calle, permanece el jardín —de dominio público—, y bajo ella, gracias a un suave alabeo, se ha ganado espacio para el garaje. El área de invitados, complemento de la vivienda, atraviesa la parcela en sentido transversal a modo de edificio puente. Su presencia propicia la única fachada opaca del conjunto —de piedra blanca y perforada para permitir el paso del tilo— además de alojar en cubierta un segundo jardín. La mayor parte del programa se desarrolla bajo tierra, para lo que se ha abierto un patio de planta cuadrada y cerramiento de vidrio. Uno de los lados ilumina el comedor y la cocina, mientras los otros tres favorecen una sala de estar con vistas cruzadas. Al fondo, una escalera conduce a los dormitorios —en la planta baja del palacete— distribuidos a ambos lados de un corredor sanitario. Un segundo sótano alberga la sala de proyecciones.

La mala calidad del suelo, la conservación de los árboles y la excavación de dos niveles bajo suelo han hecho necesaria una cimentación asimétrica con vigas de 100 x 80 centímetros. En el interior, la madera aloja en estrechas cajas el recorrido de las escaleras y reviste suelos y muros, combinada con enfoscados gruesos y enlucidos de colores... [+]