En la pequeña localidad de Gaüses, en el Bajo Ampurdán, sobre un solar estrecho y alargado donde existe ya una vivienda, se construye un pequeño estudio para servir tanto como taller de pintura como de vivienda ocasional para los hijos de los propietarios.

El estudio-vivienda, de 80 metros cuadrados, se divide en dos sectores bien diferenciados: un espacio abierto y diáfano que abre al exterior a través de un porche revestido con cañas, y un espacio más íntimo, con dos habitaciones y un pequeño baño.

La normativa del municipio obligaba a hacer la cubierta inclinada, de manera que se plantea un juego de pendientes recordando el perfil de las montañas del horizonte. Estas inclinaciones se aplican tanto a la vivienda como a la pérgola de cañas que rodea las fachadas noroeste y sureste, proporcionando continuidad formal entre ambas estructuras. Las caras se pintan con franjas verticales blancas y verdes, de manera que la sombra de las cañas provoca un juego de texturas que va cambiando con el movimiento del sol a lo largo del día, además de servir para integrar el volumen en el entorno vegetal que lo circunda.

El bajo presupuesto con el que se contaba para la obra, tan sólo 70.000 euros, obligaron a realizar el diseño a partir de los materiales y las técnicas del lugar. Por ello se optó por la utilización de muros de carga, acabado enfoscado pintado y forjado de viguetas y bovedilla. Dado el fuerte calor en los meses de verano, sobre este forjado se coloca una segunda cubierta ondulada de fibrocemento, dejando entre ambas una cámara de aire ventilada de 30 centímetros de altura.

El pavimento de hormigón pulido interior se prolonga al exterior (aunque aquí sin pulir), ayudando a la disolución del perímetro de la vivienda. Con este objetivo se diseña un gran hueco en la esquina que se cierra con grandes puertas correderas de carpintería de aluminio con hojas de vidrio de 2 por 2 metros, los únicos elementos sofisticados de la vivienda... [+]