Esta reforma integral de un piso de 50 metros cuadrados ha contado con un bajo presupuesto de ejecución material: 10.000 euros. La intervención parte de seis premisas. La primera decisión es trabajar con gradientes térmicos para la configuración funcional y programática de la casa, donde la distribución espacial se concibe por capas que se van anidando unas dentro de otras, de la más fría a la más caliente. La segunda, elevar los elementos construidos de la vivienda sobre patas de mesas recicladas, permitiendo el paso libre de instalaciones de agua y electricidad, para minimizar costes y tiempo de trabajo. La tercera, reducir el uso de materiales, seleccionando los que mantengan una relación coste/eficiencia estructural y energética equilibrada (paneles estándar de madera MDF y lana de oveja natural). La cuarta, dejar vistas las huellas de los elementos demolidos sin nuevos revestimientos, ahorrando en la compra de materiales y en tiempos de ejecución. La quinta, colocar el baño y la cocina en las mejores partes de la casa junto a las fachadas. Finalmente, fomentar la autoconstrucción con una reforma donde las diferentes partes de la casa (paredes, techos, pilares) se cortan a partir de planos y son ensambladas según un pequeño manual de instrucciones sin necesidad de contar con especialistas.