El entusiasmo de José María de Lapuerta y Carlos Asensio por el oficio de arquitecto se hace patente desde las primeras páginas de esta monografía, con una presentación en la que los propios autores narran los avatares de su actividad, las dudas, certidumbres, errores y aciertos, obsesiones, contratiempos y limitaciones creativas, sinsabores y alegrías y, sobre todo, su valoración del arquitecto como individuo que recapacita sobre su trayectoria.
La peculiar estructura del libro, ordenado por capítulos sobre materiales de obra —cerámica, piedra, madera, metal y vidrio—, da cuenta de su particular vocación de constructores que confían en una contenida elección de materiales y trazados como garantía de calidad del proyecto y de su puesta en obra. Esa confianza queda reflejada en la docena de obras y en los dos proyectos que se recogen, casi todos de los últimos diez años.
Los autores relatan las vicisitudes de cada encargo, casi siempre ajustado a los presupuestos de lo puramente funcional pero resuelto con ambición de proyecto singular. Como el barracón en el extrarradio de Quintanadueñas o la cubierta para nave de procesado en Cigales, que se interpretan, uno, como nave abierta al cielo y otra, como cubierta mirador y pista de tenis; soluciones inesperadas para unos clientes seguros de sus necesidades pero persuadidos de la oportunidad que brindaba el contexto.
