Quienes recuerden los tiempos en que Zaha Hadid era una arquitecta ‘underground’ sabrán ver en la recientemente inaugurada Estación de Alta Velocidad de Nápoles la materialización hipertrofiada del proyecto con el que la angloiraquí fallecida en 2016 saltó a la fama: la Estación de Bomberos del campus Vitra. Es verdad que en Nápoles las líneas han perdido la agresividad deconstructivista para suavizarse gentilmente, pero resulta difícil no encontrar en ambas la misma pulsión dinámica. Obra póstuma en la que puede reconocerse aún la mano de Hadid, la estación sugiere enfáticamente, a través de su forma contorsionada y aerodinámica, la idea de velocidad; ha costado 60 millones de euros y constituye la primera fase del proyecto de revitalización ferroviaria de la capital del sur de Italia, que se prevé terminar en 2022.