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Zaha diseña un segundo aeropuerto

Nuevas alas para Pekín

30/06/2015


La cúpula del Partido Comunista está muy preocupada: China ‘sólo’ crece a un 7,4 %, el porcentaje más bajo desde la revuelta de Tiananmen en 1990. Unos consideran que este crecimiento es la demostración del agostamiento de un sistema basado sólo en las exportaciones y que ofrece prosperidad a cambio de paz social, mientras que otros lo interpretan como la evidencia de la transformación programada que se está operando en el país, hasta ahora la gran ‘fábrica del mundo’, pero cuya economía tiende a orientarse cada vez más al consumo interno.

Este es el contexto económico en el que se ha producido una noticia que no deja de ser sorprendente desde la perspectiva de la anquilosada Europa: la construcción de una nueva terminal aeroportuaria en Pekín, que se suma a la última ampliación proyectada por Norman Foster e inaugurada hace tan sólo siete años, una cifra ridícula en comparación con los tiempos que suelen manejarse en este tipo de infraestructuras. La razón esgrimida es que la anterior se ha quedado pequeña, y que los nuevos 45 millones de pasajeros al año que se prevé reciba la capital china necesitan un nuevo acomodo. Pero la noticia no está, en realidad, en que vaya a construirse un nuevo aeropuerto —el concurso se adjudicó, sin mucha publicidad, en 2011 a la firma especializada ADP Ingeniérie—, sino que esta empresa francesa haya decidido darse lustre artístico asociándose, entre otros, con Zaha Hadid, que acaba de terminar un puñado de grandes edificios en China y goza allí de gran prestigio.

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