Desde que en 1981 un incendio destruyera la mayor parte del edificio de producción del fabricante de muebles Vitra, su sede en Weil am Rhein —una pequeña localidad alemana a escasos kilómetros de Basilea— ha servido como campo de experimentación arquitectónica para reconocidos creadores: además del parque de bomberos de Zaha Hadid, y del Museo del Diseño de Frank Gehry, el campus cuenta con obras de Tadao Ando, Nicholas Grimshaw, Álvaro Siza y SANAA. La VitraHaus de los suizos Herzog y de Meuron es la última incorporación a esta lista. Con 57 metros de longitud, 54 de ancho y 21,30 de alto, el edificio sobresale por encima del resto de las construcciones del recinto. El objetivo era evitar un volumen horizontal, típico de los centros de producción, para erigir un conjunto vertical, alejado del suelo y con vistas sobre el paisaje lejano y sobre el propio complejo. La estructura, que albergará una exposición con el mobiliario doméstico de la firma, reúne dos temas recurrentes de la obra del estudio de Basilea: la casa a dos aguas, arcaica y atemporal, y el solapamiento de espacios. En la VitraHaus, la idea de la casa original, delimitada por cinco superficies —un suelo, dos paredes y las dos aguas del tejado— es especialmente poderosa, ofreciendo espacios familiares y de connotaciones domésticas. Las distintas ‘casas’, apiladas unas sobre otras con voladizos de hasta quince metros y fundidas en un único espacio expositivo, se conciben así como piezas abstractas de frentes acristalados y aspecto extrusionado que hace referencia expresa al proceso de fabricación industrial del mobiliario que contienen.