Ciencia y tecnología 

Varios proyectos europeos estudian las posibles relaciones entre los ‘megaseísmos’

Caleb Davies   /  Fuente:  El País
29/05/2021


A las 3.34, hora local, del 27 de febrero de 2010, Chile fue sacudido por uno de los terremotos más potentes en un siglo. La convulsión provocó un tsunami que arrasó las poblaciones costeras. Los dos sucesos combinados acabaron con la vida de más de 500 personas. El temblor fue tan potente que, según cálculos de la NASA, desplazó el eje de la Tierra nada menos que ocho centímetros.

Al igual que casi todos los seísmos de máxima potencia, el de Chile fue un megaterremoto. Estos fenómenos ocurren en las zonas de subducción, como se denomina a los lugares en los que una placa tectónica es empujada debajo de otra. Si las placas chocan y se deslizan de repente, se produce un terremoto masivo. La sacudida de Chile de 2010 fue de magnitud 8,8, lo suficientemente fuerte como para desplazar los edificios de sus cimientos.

Sabemos poco de las zonas de subducción. Por eso, la geofísica Anne Socquet, de la Universidad Grenoble Alpes de Francia, planeó un viaje a Chile. Quería instalar instrumentos de monitorización sísmica para recopilar datos. Casualmente, llegó justo una semana antes del terremoto. “Fue terrorífico”, recuerda. “En las paredes del apartamento que alquilamos había grietas en las que cabía un puño”...

El País: Qué ocurre bajo la superficie de la Tierra cuando se producen los terremotos más potentes


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