Tomamos del arte del pasado lo que necesitamos. La cambiante reputación póstuma hasta de los más grandes artistas, así como los imprevisibles resurgimientos de interés incluso hacia los más oscuros de ellos suelen revelar más sobre los autores de esas valoraciones revisionistas que sobre quienes son objeto de las mismas. Esto es particularmente cierto en el arte de la arquitectura, el cual, debido a su enorme contenido social y político, está sometido siempre a los cambios acelerados de las modas, por mucho que ello parezca estar en contradicción con los lentos periodos de ejecución de sus obras, la inmovilidad de sus artefactos y la larga duración de su presencia en el paisaje...[+][+]