«Veo, veo. ¿Qué ves? Una cosita. ¿Qué cosita es? Empieza por ‘a’.Un árbol. No. ¡Ya sé!, esa ala, la que está extrañamente enganchada al tronco de ese árbol. ¡Sí, bravo! Ahora me toca a mí. Veo, veo. ¿Qué ves? Empieza por ‘o’... Un óculo. No. ¡Uf, qué difícil!, no encuentro nada que empiece por ‘o’. Venga, fíjate, ya sabes que en sus fotografías Jordi Bernadó siempre capta elementos aparentemente irrelevantes al propio objeto fotografiado... Una oreja. ¡Sí, muy bien!, ¿dónde? En la fotografía del ayuntamiento de Innsbruck: se ve a través de la malla metálica. Mira que te ha costado. Pues sí, tienes que fijarte, a simple vista no caes en esos detalles... Jordi ya lo advertía en el subtítulo de su libro Good News: leer siempre la letra pequeña... »

Esta conversación, aunque ficticia, podría ser verídica y, además, habitual entre los que colaboramos y seguimos de cerca el trabajo de Jordi Bernadó. Cuando ambos trabajábamos como redactores en la revista Quaderns d’Arquitectura i Urbanisme, le acompañé puntualmente en algunos de sus reportajes. Descubrí entonces que Jordi no ve lo mismo que los demás cuando recorremos un edificio o paseamos por la ciudad o por el campo. Él mira con más avidez e intencionalidad todo aquello que, por lo general, al resto nos pasa inadvertido. Aunque reciba el encargo de documentar con su cámara obras de arquitectura, sus reportajes consiguen ir más lejos del inmediato y pretendido registro objetivo de la realidad...