Trayectos pedagógicos: del croquis al proyecto
Al final del curso, cuando llegaba el verano, y de forma sistemática, no sólo un año sino todos los años (con excepción de uno que trabajé en la oficina de Hugh Casson, aquí en Londres, pero creo que incluso aquel año también viajé), lo que sucedía era que me agenciaba un trabajo en el que pudiera ganar el máximo de dinero en el mínimo de tiempo, y sin duda solía ser trabajo manual muy pesado, como en un almacén de carbón, o descargando camiones de helado...Y por lo general, casi todos los veranos, obtenía becas bastante sustanciosas. Creo que sin duda muchos de esos concursos los hacían para mí, gente como Tom Howarth... Estoy casi seguro de que creó algunos de ellos para ayudarme económicamente. Lo interesante es que nunca ahorraba dinero para el año siguiente, siempre me lo gastaba, viajando... Y así fui a Escandinavia, vi las cosas de Utzøn antes incluso de que ganara el concurso de la Ópera de Sidney; vi la obra de arquitectos tradicionalistas como Kay Fisker, que había construido esos grandes edificios con cubiertas inclinadas; vi la obra temprana de Jacobsen, su primer proyecto, una gasolinera que todavía ahora sería capaz de dibujar de memoria, el conjunto de Bellavista, sus viviendas, cosas que había hecho en los años 30, las obras posteriores con tejados a un agua, todas cubiertas de vegetación... También recorrí las ciudades fortificadas italianas, vi Palladio, todas las cosas interesantes de entonces, la torre Velasca de BBPR en Milán... Hasta que se acababa el dinero... y el verano siguiente de nuevo volvía a viajar por Europa; aunque a España no llegué hasta mucho más tarde, en los años 70...[+]