«Aalto es el representante más genuino del acuerdo entre la producción en serie y la irracionalidad, de manera que la primera modalidad pasa, de ser señora, a ser sierva. (...) La tentativa de Aalto de liberar la arquitectura del peligro de la rigidez señala, como toda obra fundamental, al futuro, al pasado y, contemporáneamente, ahonda sus raíces en su propio suelo. Continúa lo que Le Corbusier había intentado en las paredes en curva del Pabellón suizo en la Ciudad Universitaria de París y en su proyecto para Argel. (...) Estos proyectos reanudan la tradición de la pared ondulada como medio de amoldar el espacio, comenzada por Francesco Borromini en la fachada de San Carlo alle Quattro Fontane, de 1662-1667, hasta la curva en serpentina de los crescents ingleses, de finales del siglo XVIII.» 

Sigfried Giedion, Espacio, tiempo y arquitectura, 1941...[+]