«El hombre fundamental de esa irrupción revolucionaria [el racionalismo europeo] fue, naturalmente, un aristócrata socialista que aún hoy sigue siendo el mejor arquitecto moderno que ha tenido España: José Luis Sert. (...) No se pueden citar muchas obras ni muchos esfuerzos de cohesión cultural durante la Guerra Civil porque las circunstancias reclamaban los esfuerzos hacia otros sectores. Hay una obra, no obstante, muy importante, de extraordinaria calidad y muy significativa: el pabellón de la República Española en la Exposición de París de 1937, construido por Sert con la colaboración, más teórica que real, de Luis Lacasa. El edificio, situado en los Jardines del Trocadero, era de dos plantas sobre un sistema de pilotis, dentro de la línea más claramente lecorbuseriana, pero con un esfuerzo muy logrado de reintegrarlo a las esencias de una arquitectura regional. (...) El pabellón fue un éxito internacional y quizás uno de los más inteligentes y eficaces gritos de atención sobre el gran drama que estaba viviendo España.»

Oriol Bohigas, Arquitectura española de la Segunda República, 1970.[+]