Práctica y pensamiento: un manifiesto
Desde la fundación del estudio en el año 2006, mi trabajo está basado en unos principios esenciales resumidos en los seis puntos presentados en las líneas que siguen:
A través de la meditación
Gracias a la meditación, observo cómo nacen las cosas y cómo desaparecen; me doy cuenta de que todo pasa, de que todo se acaba de forma natural. Empiezo a pensar en lo que, de verdad, es importante. En cinco o diez años, los móviles y los coches se estropearán. Incluso los seres humanos, cuando viven mucho tiempo, mueren.
En mi estudio, respetamos los cinco preceptos fundamentales del budismo: abstenerse de matar; abstenerse de robar; abstenerse de la lujuria; abstenerse de mentir; y abstenerse de la droga, para no perder la conciencia.
En nuestra oficina, respetar estos cinco preceptos —el Sila—, es lo más importante. Creemos que seguir este código nos hará más felices y también hará más felices a nuestros clientes. Siguiendo estos principios, nos ganamos la confianza de la sociedad y trabajamos en los proyectos con más calma. Procuramos la felicidad de todos los seres vivos.
El trasfondo social de nuestro trabajo
Los deseos humanos son infinitos. Cuando somos niños, queremos una bicicleta; cuando somos estudiantes, una moto; y después un coche… No hay límites: siempre queremos más y más. Pensamos que «cuantas más cosas tengamos, más felices seremos». Pero, si miramos hacia atrás, nos daremos cuenta de que el placer de tener una bicicleta no se diferencia en nada del de tener un coche. De hecho, es probable que haya sido mayor en el primer caso. Con todo, los deseos humanos no dejan de crecer. Nos han llevado a querer dominar la naturaleza a través de la ciencia y la tecnología. Esto conduce a un círculo vicioso que no deja de ganar velocidad. Los deseos, cada vez más poderosos, se suceden los unos a los otros, y nos separamos más y más de la naturaleza. La Tierra está siendo destruida; surgen las guerras y el cambio climático; y las transformaciones se aceleran conforme el mundo se va haciendo menos estable.
La densidad de población, especialmente en Asia, es muy alta. Ho Chi Minh y Hanoi, las dos ciudades donde se sitúan nuestras oficinas, tienen cada una de ellas una población de ocho millones de habitantes. Buena parte de esta población utiliza motos contaminantes, y un volumen enorme de ondas de radio se genera cada día por el uso de aparatos electrónicos. Vivimos en ciudades densas y talamos los bosques para construirlas. Los ríos están contaminados y las calles están inundadas de basura producida por los plásticos derivados del petróleo.
Nuestro trabajo es crear espacios que satisfagan los deseos humanos, crear objetos bellos. Pero pienso que uno de los temas fundamentales para los arquitectos va a ser, de aquí en adelante, responder a la siguiente pregunta: ¿cómo conectar a los seres humanos con la naturaleza?...[+]