Opinión 

Placeres en las ciudades malditas

Opinión 

Placeres en las ciudades malditas

Irene Vallejo   /  Fuente:  El País
06/09/2022


Tumba del nadador, vía Wikipedia

Descansar es una tarea que requiere método, dedicación y voluntad. “Estoy de vacaciones”, zanja tu hijo. Para él es un derecho sin fisuras, incondicional, urgente, un empeño que ejerce con disciplina. Mientras el colegio esté cerrado, la única obligación es escabullirse de cualquier actividad remotamente útil. Una sola máxima rige estos meses: no hagas hoy lo que puedas procrastinar también mañana.

Las etimologías dan la razón al obstinado gandulear del niño. La palabra “vacaciones”, que proviene del latín, comparte raíz con “vacío”. A la misma familia pertenece “vagancia”, en la que ya se insinúa un matiz de reproche, una sospecha de falta de laboriosidad. El rendimiento del negocio exige no rendirse al ocio. En una época que incita a llenar cada instante y trabajar desde casa más allá del horario laboral, resulta subversivo interrumpir las tareas en nombre del descanso. Incluso nos sentimos culpables si nuestras ocupaciones no tienen la angustiosa presión de la prisa: nos enseñan a preferir la asfixia al vacío...

El País: Placeres en las ciudades malditas


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