Sabedores de que la belleza de un soneto en parte deriva de sus contraintes, Mauricio Pezo (Renaico, 1973) y Sofía von Ellrichshausen (Bariloche, 1976) guían su estudio penquista con marcos rígidos de los que nace una arquitectura profundamente lírica: obras donde las geometrías puras y el orden matricial les sirven para vincular imagen artística y experiencia espacial. Testarudamente bautizadas con nombres de cuatro letras, Arquitectura Viva presenta ahora una selección de ellas —de una gran dotación pública y dos casas a un cúmulo de pabellones, tanto en Chile como fuera— que demuestra que de las fijaciones, no obstante, también puede brotar espontáneamente la vida.