Peter Eisenman presenta un Palladio transgresor. Frente a la visión tradicional del arquitecto vicentino (1508-1580), que enfatiza el orden, serenidad y armonía de sus edificios, esta lectura detallada de su obra construida, dibujada y escrita describe sus proyectos como inestables, inconsistentes y desarticulados. Eisenman emplea aquí las mismas herramientas gráficas de análisis formal que ya usó en su tesis doctoral, y después en el largamente gestado libro sobre Terragni, para examinar minuciosamente veinte obras de Palladio —diecisiete villas y tres ‘palazzos’— que agrupa en tres categorías: las villas ‘clásicas’, donde advierte la inminente crisis de su síntesis lingüística; los proyectos ‘barchessa’, que extienden las villas en el paisaje con graneros y otras construcciones vernáculas vinculadas a los usos agrícolas; y la villa ‘virtual’, cuyos ejemplos muestran la definitiva disolución de este tipo arquitectónico.
Deudor de historiadores y críticos como Wittkower, Rowe o Tafuri, el libro es sin embargo obra de un arquitecto, y su enfoque reivindica la pertinencia disciplinar de una lectura atenta de los edificios y de sus representaciones. Al hacerlo, Eisenman se inscribe en la tradición de los filósofos que construyen su pensamiento releyendo el de una figura histórica, de manera que, para el neoyorquino, escribir sobre Palladio no es sino un procedimiento para desarrollar su propia concepción arquitectónica. En este terreno, es inevitable subrayar su extraordinaria consistencia a lo largo del tiempo, y el empeño testarudo con el que ha sido fiel a su proyecto intelectual en un entorno profesional más orientado a lo comercial que a lo reflexivo. El vicentino procuró igualmente concertar la teoría y la práctica de la arquitectura, lo que explica bien su atractivo para una disección crítica, pero no cabe llamarse a engaño: este no es un libro sobre Palladio, sino sobre Eisenman.
Los que nos educamos con el Palladio de Wittkower y Ackerman hemos visto su figura y obra reiteradamente revisada por la explosión historiográfica generada desde los años sesenta por el Centro Internazionale di Studi dell’Architettura ‘Andrea Palladio’, que ha alterado significativamente la percepción platónica de sus villas como objetos exentos y exactos. Este mejor conocimiento tuvo puntos de inflexión con la conmemoración en 1980 del cuarto centenario de su muerte, y en 2008 del quinto centenario de su nacimiento —celebrado en Arquitectura Viva 122 con muy extensos artículos de Rafael Moneo y Werner Oechslin—, efemérides esta que dio lugar a la importante exposición de Guido Beltramini y Howard Burns, que pudo verse en Vicenza, Londres, Barcelona y Madrid, y cuyo catálogo es hoy obra de referencia.
La obra de Eisenman no se inscribe en esta secuencia, sino en el corpus literario del neoyorquino, que aquí lleva al límite su dimensión crítica iniciando su relato de forma inesperada con la iglesia de Santa Maria in Campitelli de Carlo Rainaldi, construida casi un siglo tras la muerte de Palladio, pero cuyas desarticulaciones compositivas se remiten a la obra de éste. Eisenman ofrece en efecto un Palladio que fractura y descompone los códigos clásicos, pero lo hace con un libro exquisitamente clasicista en su organización tripartita, su tipografía refinada y su diagramación pródiga en simetrías, que se exacerban en la reproducción de los paneles de la exposición con la que dio a conocer el trabajo en la universidad de Yale: una obra pues tan oximorónica en su contenido como en su cubierta.