El premio bienal Mies van der Rohe ha recaído en la renovación del complejo residencial deFlat Kleiburg en Ámsterdam, de las firmas holandesas NL Architects y XVW architectuur, un singular proyecto que se ha impuesto a otros cuatro finalistas: las viviendas Ely Court, de Alison Brooks; el edificio Kannikegarden de Lundgaard & Tranberg; el Museo de Katyn, de BBGK Architekci; y el Memorial de Rivesaltes, de Rudy Ricciotti (véase Arquitectura Viva 195).
Tan inesperada como al cabo justa, la concesión del premio a una obra donde las autorías originales y actuales se confunden, y donde la atención al objeto se desplaza a los procesos y resultados, no deja de ser una declaración de intenciones en relación con uno de los retos que, cada vez más, deberán encarar los arquitectos: le recuperación de las periferias. Tildado por el jurado como «heroico y a un tiempo ordinario», el proyecto ha consistido en la diligente y refinada rehabilitación de un bloque racionalista de 400 metros de largo, 500 apartamentos y 11 plantas construido en la década de 1960, que se ha salvado de la piqueta gracias a una operación basada en la higiene espacial, la recuperación del decoro y la rentabilidad económica.
El jurado del premio, que se entregó el 26 de mayo en el Pabellón de Mies van der Rohe en Barcelona, ha otorgado también la Mención Especial Arquitecto Emergente a los estudios de Bruselas MSA y V+ por sus viviendas sociales Navez, situadas en el municipio de Schaerbeek (Bélgica).