¿Necesita la teoría de la arquitectura tener una base neurobiológica? En caso afirmativo, ¿cuáles son las consecuencias de tal perspectiva? Harry Francis Mallgrave, profesor del Illinois Institute of Technology, ha sacado a la luz Architecture and Embodiment para ofrecer una visión general de este asunto sin caer en una mera doxografía acrítica.
Estamos en un momento histórico, en el que la anatomía y la fisiología del cerebro constituyen el núcleo de grandes proyectos de investigación. Las nuevas tecnologías han permitido a los neurocientíficos ofrecer un mapa de zonas cerebrales relacionadas con funciones intelectuales concretas. Architecture and Embodiment es un libro que se sostiene sobre los resultados de múltiples y diversos estudios científicos de esta naturaleza, que el autor conoce y maneja con mucha soltura. Sin embargo, su valor no está sólo en este planteamiento general, sino en que el hecho de que el profesor Mallgrave, como gran conocedor de la historia de las teorías de la arquitectura, está en una posición privilegiada a la hora de apreciar en qué medida las aportaciones neurocientíficas puedan o no decir algo de interés en una aproximación conceptual a este arte.
El libro está compuesto de cinco capítulos dedicados al estudio de un tema general que Mallgrave va desgranando magistralmente, combinando los conceptos específicos de la arquitectura con las aportaciones de estudios neurobiológicos recientes. Quizás uno de los puntos más brillantes del libro se encuentre en el capítulo dedicado a la experiencia de la arquitectura. En él, el autor expone cómo la teoría de la Einfühlung (‘empatía’) puede entenderse de manera más profunda desde que tenemos conocimiento de la existencia de las ‘neuronas espejo’ y de cómo estas neuronas reaccionan ante fenómenos exteriores a uno mismo. Si Mallgrave tiene razón, viviremos en las próximas décadas una revolución en la teoría de la arquitectura; el tiempo lo dirá.