Con ocasión de la retrospectiva que la Casa da Arquitectura de Matosinhos ha dedicado recientemente al arquitecto lisboeta João Luís Carrilho da Graça, se ha editado un catálogo que reúne no solo la documentación de los diez proyectos clave que articularon la muestra, sino también las actas de los coloquios y conferencias que se celebraron al hilo. Asimismo, una gavilla de ensayos y declaraciones de arquitectos y críticos prominentes arroja luz sobre la trayectoria y el proceso de trabajo de este arquitecto simpar. Como apunta la editora y comisaria Marta Sequeira, tanto el volumen como la exposición se estructuran mediante la analepsis o, como se conoce en la industria cinematográfica, el flashback: el recurso que permite reordenar el discurso narrativo de una historia volviendo a un punto anterior de ella, y que aquí también rinde homenaje a una muestra homónima del artista Julião Sarmento, amigo íntimo de Carrilho da Graça.

Así las cosas, la terminal de cruceros de Lisboa, de 2018, abre una secuencia de obras que concluye con la casa en Fonte Fria, de 1988. Quizá más que otras publicaciones de su obra, esta monografía nos ilumina sobre la riqueza de las referencias de Carrilho da Graça, que van desde los Arquitectones de Malévich y los Prouns de El Lissitzky hasta influencias más próximas como el ya mencionado Sarmento, João Louro, Lawrence Weiner o Robert Morris. Así se recorren también la biblioteca y la colección de arte del arquitecto, que invitan al lector a sumergirse en la atmósfera de su meticuloso proceso creativo. Es desconcertante que, en uno de los ensayos, Kenneth Frampton califique a Carrilho da Graça de arquitecto posmoderno. Aunque la interpretación de estas etiquetas es siempre subjetiva, se podría alegar que el trabajo del arquitecto está lejos del cinismo posmoderno, de su corrosiva crítica antihumanista y de su frívola exuberancia. Si acaso, la obra de Carrilho da Graça se basa en los valores del proyecto moderno, cuyo lenguaje rescata y reinventa poéticamente.