‘Carme Pinós. Escenarios para la vida’ es el título de la exposición dedicada por la Fundación ICO a la arquitecta barcelonesa. En la portada del catálogo que la perpetúa, junto a ese título destaca el subtítulo ‘8+80’. Si ‘Escenarios para la vida’ tiene un componente genérico, ‘8+80’ alude específicamente a la trayectoria de Pinós. Porque delimita los dos tramos de su carrera, uno junto a Enric Miralles, entre 1983 y 1991, y otro en solitario, que requirió en su duro inicio de toda la tenacidad de Pinós, luego recompensada a lo largo de tres decenios con obras como la torre Cube en Guadalajara (México) o la sede de CaixaForum en Zaragoza. Y también porque reúne —tras un texto de Luis Fernández-Galiano, comisario de la muestra, y una entrevista a Pinós conducida por Izaskun Chinchilla— todos sus proyectos, construidos o no: ocho con Miralles y ochenta que son fruto exclusivo de su talento. Ninguna publicación previa sobre Pinós —Actar (1998), Monacelli Press (2004) o Gustavo Gili (2015)— ofrecía esta visión omnicomprensiva.
Cada obra se documenta en este catálogo con maquetas de trabajo, fotos, plantas y alzados, además de un texto, breve y clarificador, de la arquitecta, que ayudan a contextualizar y comprender su trabajo. Al revisarlo se descubre el carácter inquieto, no convencional, enérgico y apasionado de Pinós y su arquitectura. También sus líneas de trabajo y el modo en que enlazan los proyectos —la Maison de l’Algérie y la Escola Massana, por ejemplo—. Y, asimismo, una serie de constantes en su obra, como el diálogo entre los volúmenes que la componen, la expresión de la estructura y sus fuerzas, el respeto al lugar o la búsqueda de zonas de relación. Sin olvidar un deseo constante de Pinós: definir espacios sin encerrarlos, haciendo una arquitectura, por decirlo a su manera, «en la que al entrar tengamos ya la sensación de estar saliendo».