El pasado 28 de julio falleció en Madrid Luis Miquel Suárez-Inclán, arquitecto de decidida vocación social. Tras acabar la carrera en 1957, Miquel viajó a París, donde descubrió una visión alternativa a la modernidad «tramoyista y palurda del Madrid franquista», y adquirió un compromiso cívico y crítico que no abandonaría durante su larga carrera, a lo largo de la cual construyó edificios ejemplares —la mayor parte de ellos en colaboración—, como el colegio mayor san Juan Evangelista en Madrid, las viviendas sociales El Taray en Segovia o, más recientemente, la sede del CENER cerca de Pamplona. Miquel ejerció también como agudo analista, y tuvo la rara capacidad de dirigir con éxito equipos de arquitectos, tanto en la práctica privada como en su trabajo para la Administración.