La Bienal de Arte de Venecia crece cada año que pasa; en esta edición, la 55ª, cuenta con 88 países participantes y 158 artistas. El excepcionalmente joven comisario de la muestra, Massimiliano Gioni (nacido en 1973 cerca de Milán y actualmente a cargo del New Museum de Nueva York) la ha organizado a partir de una idea algo loca y concebida para aprovechar la heterogeneidad inevitable de obras que acaban siendo presentadas en este tipo de muestras: la del proyecto utópico, poco conocido, del Palazzo Enciclopedico soñado por Marino Auriti (1891-1980), una imagen arquitectónica que hace las veces de alegoría subyacente de la Biennale. Auriti, que emigró de Italia a EE UU durante los primeros años del fascismo y trabajó el resto de su vida como mécanico en Filadelfia, produjo en su tiempo libre la exquisita maqueta de un absurdo monumento al conocimiento: una estructura de 136 pisos (30 plantas más baja que la Burj Khalifa de Dubái) para ser construida en la Explanada Nacional de Washington. Esta imponente folie, con sus esquinas cupuladas, sus pérgolas y su perfil escalonado, ahora recibe a los visitantes que entran a la Corderia del Arsenale veneciano, como una invitación a reflexionar sobre los esfuerzos que supone compilar la totalidad del conocimiento...