(1925-2006)

Los estudios de Shinohara sobre la vivienda tradicional en Japón, su destreza para captar los conceptos que articularon el espacio doméstico durante siglos y plasmarlos en obras de indudable modernidad son, junto a sus particulares edificios de carácter urbano, un interesante referente de la arquitectura japonesa. La residencia en Tanikawa y la Casa Paraguas destacan entre sus más de treinta viviendas unifamiliares. A partir de la creación de su propio estudio en 1986, los proyectos e intereses se centraron en la ciudad, como el hospital de Hanayama o el edificio de oficinas K2 en Osaka, entre otros. Su obra más relevante es el Pabellón del Centenario en el Instituto de Tecnología de Tokio (1987), sala de exposiciones y lugar de intercambio de información científica ubicado en el magma vital de la capital japonesa. El edificio, formado por figuras geométricas de chapa metálica de acabado impoluto, incluye referencias a la ingeniería aerospacial. Durante más de tres décadas, Shinohara impartió clases en este mismo instituto a estudiantes como Toyo Ito, Akira Sakamoto o Kazuyo Sejima, quienes posteriormente conformarían la nueva generación de talentos de la arquitectura nipona.