(1935-2003)
Con la muerte de José María Banet, la arquitectura pierde a uno de los pocos que han entendido la profesión como compromiso. Gallego de nacimiento—aunque estudió, residió y ejerció siempre en Madrid—, Banet murió a los 67 años, víctima de un cáncer. Tras una carrera prolífica dedicada princi-palmente al diseño de edificios escolares, a la rehabilitación y a la docencia —fue durante años pro-fesor de Construcción en la Escuela de Arquitectura de Madrid—, en la última etapa de su vida se entregó de lleno a la cooperación internacional, poniendo su experiencia y su capacidad de trabajo al servicio de los pueblos castigados por la violencia. Si bien trabajó en países latinoamericanos como Colombia o la República Dominicana, fue en Bosnia-Herzegovina donde dio lo mejor de sí mismo. En la devastada Mostar coordinó distintos proyectos de rehabilitación y reconstrucción, implicándose asimismo en la restauración del maltrecho sistema sanitario del país; con todo, la obra por la que más será recordado es la Escuela para Niños Discapacitados: José María Banet dedicó cinco años al diseño y construcción de este centro modélico, colaborando incluso en la formación del profesorado.