Veinte viviendas en Olot, junto a otros encargos de la Obra Sindical del Hogar y las casas de Sitges, forman parte de los inicios de la trayectoria de José Antonio Coderch (1913-1984). Pero la fecha clave es 1949: Gio Ponti, figura de referencia para el catalán, se interesa por la casa Garriga y Nogués. Entonces la carrera de Coderch despega y se europeiza: en 1950 es nombrado comisario del pabellón español de la IX Trienal de Milán de 1951, por cuyo diseño recibe la medalla de oro; y publica en L’Architecture d’Aujourd’hui y Domus. Más narrativos que inquisitivos y redactados desde la admiración incondicional, los textos de Rovira y Pizza desmenuzan la peripecia vital y la aventura profesional del arquitecto, incorporando a su relato toda la bibliografía relevante sobre este periodo, de forma que construyen un libro de libros, que incluye la catalogación de lo producido en esas fechas, a cargo de Carles Folch.