Roberto Fernández es arquitecto y profesor de historia, y en su interpretación sobre la historia y la realidad de Latinoamérica ofrece una visión global y holística que entroncaría en una especie de historia de la cultura tal como la anunció Jacob Burckhardt y han desarrollado Mario Praz, Joseph Rykwert o George Steiner. Según Fernández, América ha sido laboratorio de sistemas políticos y económicos, y de propuestas culturales y estéticas, lanzadas generalmente desde Europa como utopías. En este laboratorio se van hibridando la modernidad ecuménica importada y la propia cultura precolombina, y ese largo y arduo proceso ha desembocado en los problemas de la realidad contemporánea, pero también ha caracterizado la propia modernidad latinoamericana. Entre otras cosas, el autor nos hace ver cómo América se piensa desde Europa como naturaleza. Dentro de las colisiones modernas entre naturaleza y cultura, América representa la pervivencia de una naturaleza que Europa ha sacrificado en la revolución industrial, y se ha constituido como territorio de exploración. Es la periferia deseada, pero también el lugar de la falta de memoria y de las discontinuidades: el perpetuo laboratorio.
Este libro se publica cuarenta años después de una obra clave como La invención de América (1958), del lingüista e historiador Edmundo O’Gorman (hermano del arquitecto Juan O’Gorman). La visión de O’Gorman, que considera el descubrimiento de América como invención necesaria para la cultura europea, se planteó desde la cultura mexicana de los años cincuenta, y la de Fernández se propone desde la cultura argentina de final de siglo. Invención y laboratorio son pues conceptos claves para entender la historia y la realidad de Latinoamérica.