
Gustavo Torner (EFE/José Huesca)
La Cuenca que hace un siglo le vio nacer, que despertó en él sus primeras inquietudes estéticas a la vera de la catedral y que acogió los proyectos más importantes de su vida también despidió, el 7 de septiembre, a Gustavo Torner. Iba para ingeniero forestal, pero pronto abandonó el dibujo de láminas botánicas para embarcarse en cualquier expedición que persiguiese la belleza, se tratase de cuadros, esculturas, vidrieras, tiendas, exposiciones o figurines. Artista total y curioso insaciable, en ochenta años de trabajo refulgen las dos joyas que legó a su ciudad: el Museo de Arte Abstracto, que puso en marcha con su amigo Fernando Zóbel y llevó hasta las Hoces del Huécar lo más granado del arte español, y el Espacio Torner que alberga en la antigua iglesia de San Pablo una cuidada selección de su desbordante creatividad.
El País: Muere a los 100 años el artista Gustavo Torner, maestro de la abstracción