La exposición ‘Exposed: Voyeurism, Surveillance & the Camera’ estudia el papel de la fotografía, desde finales del siglo XIX hasta nuestros días, a través de las miradas indiscretas que ofrecen 250 trabajos de fotógrafos profesionales y aficionados como Harry Callahan (Untitled (Atlanta), 1984). Todos observamos y a la vez somos observados; las instantáneas expuestas en la Tate Modern reflejan la afición por asomarse a la vida de los otros a lo largo de la historia. El museo londinense muestra el arte de fotografiar sin ser visto, y el conflicto entre la expresión artística y el derecho a la intimidad del fotografíado, como los momentos íntimos en lugares públicos inmortalizados por Cartier-Bresson.