Las espumas poliméricas se pueden comercializar en un número relativamente amplio de sectores: construcción arquitectónica, construcción naval, alimentación, embalaje, etcétera. Sin embargo, una de las aplicaciones más importantes es la arquitectónica, como espumas de aislamiento térmico. Debido a que los materiales convencionales de este tipo son producidos a partir de derivados del petróleo y de agentes espumantes (que contribuyen al efecto invernadero), la demanda de espumas alternativas, obtenidas a partir de fuentes renovables, ha aumentado considerablemente en los últimos años. Una de ellas es la sintetizada a partir del gluten de trigo, un bioproducto derivado de la manufacturación de etanol (biofuel), hoy tan común.

El desarrollo de las espumas poliméricas de este tipo pasa por mejorar la síntesis y las propiedades de la red estructural construida a partir de gluten de trigo, incorporando un componente inorgánico. Para alcanzar este objetivo se han producido diferentes espumas sintetizadas a partir de gluten comercial y sílice como la segunda fase capaz de reaccionar con las moléculas del gluten. Este compuesto inorgánico proporciona una rigidez adicional y alarga la vida de estas espumas.

Es sabido que las espumas producidas solamente a partir de gluten de trigo alcanzan muy buenas propiedades comparándolas con otros conocidos materiales aislantes comerciales, tales como el poliestireno o la espuma rígida de poliuretano. Sin embargo, no tienen estabilidad estructural en el agua, esto es, se disuelven con facilidad. Para evitarlo es por lo que se introduce en su estructura la segunda fase inorgánica, la sílice.

Uno de los principales objetivos es la evaluación de la estructura porosa de estas espumas híbridas, para comprobar cómo esta afecta a la composición de la sustancia, la estructura en red de la proteína y, posteriormente, a las propiedades mecánicas del material. Estas espumas híbridas tienen un amplio rango de densidades y se ven fuertemente afectadas por la concentración gluten/sílice empleada y la temperatura del proceso. Este rango se distribuye desde los 120 kg/m3 hasta los 195 kg/m3 (139 kg/m3 para espumas de gluten).

En relación con las propiedades térmicas y de combustión (relacionadas de manera inmediata con sus posibles aplicaciones arquitectónicas) los mejores resultados se han obtenido con las espumas de tipo MTMOS (recalentadas), versiones que, de hecho, son parecidas a los polímeros aislantes comerciales. Además, se ha probado que las espumas tienen un excelente comportamiento cuando son quemadas y pueden ser clasificadas como materiales V-0 de acuerdo con los estándares.

Así pues, es posible conseguir buenos aislantes térmicos poliméricos hechos a partir de gluten, una de las proteínas mayoritarias del grano de trigo. Se trata de una interesante alternativa para materiales ‘dependientes’ de una fuente de energía tan necesaria para las necesidades actuales de energía como perjudicial para el medio ambiente como es el petróleo.

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