El Cementerio de Igualada, 30 años después
Arnau Rovira comparte con nosotros sus fotografías del cementerio municipal de Igualada (Barcelona), obra de Enric Miralles y Carme Pinós finalizada en la década de 1990.
Los ritos del tránsito entre la vida y la muerte se orquestan en un escenario donde la arquitectura se funde con la naturaleza. Porque «un cementerio no es una tumba; es más bien una relación con el paisaje y con el olvido». En el terreno cóncavo de una antigua gravera, los muros de contención se construyen a partir del material extraído de la excavación y atado por mallazo metálico, o son las propias hileras de nichos, cuyas paredes se abren como pétalos de flores pétreas; con ellos se delinea un itinerario solemne que, pavimentado de troncos embebidos en el hormigón, semeja un río momentáneamente detenido. También las cancelas herrumbrosas de los panteones participan en la coreografía estática de esta ciudad jardín eterna y silenciosa, alterada tan sólo por las mudanzas de la vegetación y el lento transcurrir del tiempo.
AV Monografías 89-90: España los 90
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