El espacio público es la prueba más evidente de que, pese a la opinión de Margaret Thatcher, la sociedad existe y existen proyectos comunes que nos conciernen y nos preceden. El espacio público expone la dimensión colectiva de una manera aún más inmediata que el lenguaje, y estamos tan inmersos en él que nunca se erige como algo distinto a nosotros, si bien tampoco resulta inequívocamente familiar. Así sucede con la catedral de Milán: salimos del metro y la vemos ahí, gigantesca, con su fachada inabarcable que concentra todas las miradas de la plaza, pesante como la montaña de la que se extrajo, transportó y recolocó pieza a pieza su piedra; y a la vez tan ordenada y regular, tan claramente mensurable y comprensible...
El texto es un extracto de On Bramante (MIT Press, Cambridge, 2022).[+]