Libros 

El cosmos de Humboldt

A Romantic Ecologism

Eduardo Prieto 
30/11/2016


La ciencia no recompensa ni a los valientes ni a los poderosos, sino a los que tienen razón: a estos los lleva al pedestal; a aquellos los relega al olvido. El esquema es un tanto arbitrario, pero se cumple con puntualidad en el caso de dos titanes del siglo XIX: Charles Darwin y Alexander von Humboldt. Darwin consideró a Humboldt su maestro, y llevó una vida tan retirada como polémica, pero es hoy la gran vaca sagrada de la biología; celebrado como el científico más célebre de su siglo, en nuestros días Humboldt no parece encontrar otro sitio que los manuales de historia medioambiental.

Denunciar lo injusto de esta preterición es el propósito de La invención de la naturaleza. El nuevo mundo de Alexander von Humboldt, de Andrea Wulf, un libro escrito con el rigor de las mejores monografías, pero con la soltura de una novela, y que es el mejor intento realizado hasta el momento de reivindicar la figura del polímata nacido en Berlín en 1769. La figura de Humboldt ha sido investigada en el contexto del renovado interés por las ideas del Romanticismo alemán, y en los últimos años han aparecido libros como Die Brüder Humboldt (2009), de Manfred Geiger, Humboldt’s Cosmos (2004) de Gerrad Helferich, o el catálogo de la exposición ‘Alejandro de Humboldt: una nueva visión del mundo’, que pudo visitarse en Madrid en 2005; obras a las que puede añadirse la reedición de su obra magna Kosmos (2009) y la traducción española de la misma, aparecida en 2011. No puede decirse, por tanto, que Humboldt sea un desconocido, ni que la autora aporte ningún dato nuevo de relevancia acerca de su vida y obra. Pero esto no resta mérito a un libro cuya principal virtud es su capacidad de conectar las ideas del sabio berlinés con las preocupaciones ecológicas contemporáneas, proponiendo una convincente cadena genealógica que, desde Humboldt, iría pasando por eslabones como Thoreau —el mítico autor de Walden—, George Perkins Marsh —precursor de la sostenibilidad—, Ernst Haeckel —autor de Kunstformern der Natur—, John Muir —impulsor de la red de parques nacionales de los Estados Unidos— y, por supuesto, Charles Darwin, quien dio con los azarosos mecanismos evolutivos que a la postre derribarían los cimientos intelectuales del imponente edificio construido por Humboldt.

Esta palpitante historia de las ideas se va hilando conforme la autora teje la no menos palpitante trama de la vida del prusiano: desde su etapa como inspector de minas hasta su funeral de Estado en 1859, pasando por su relación feliz con Goethe —que le inculcó la idea de que la naturaleza es un todo autoorganizado— y, sobre todo, el gran viaje americano que entre 1799 y 1804 le llevó por Los Llanos, el Orinoco, los Andes, México, Cuba y los recién nacidos Estados Unidos, donde intimó con Thomas Jefferson. Wulf también narra el retorno de Humboldt a Berlín y París —donde se hizo amigo de Simón Bolívar y enemigo de Napoleón—, amén del viaje a la estepa siberiana o la redacción del influyente Essai sur la Géographie des Plantes o de Kosmos, enciclopedia de un saber universal que ya entonces resultaba imposible. Son precisamente las láminas de estas obras, en especial la que representa la flora del volcán Chimborazo en ecosistemas determinados por la altura, las que mejor sugieren la actualidad de Humboldt, para quien la naturaleza «entrelazada con mil nudos» era al cabo un organismo muy vulnerable que el hombre podía alterar sin remedio. No queda más que animar al lector a que se sumerja en este tan apasionante como inquietante viaje a las raíces del Antropoceno. 


Libros reseñados:

La invención de la naturaleza

El nuevo mundo de Alexander von Humboldt

Etiquetas incluidas: