El último acto en la vida de Picasso se abre en 1954. Acaba de ser abandonado por Françoise Gillot, e inicia entonces una nueva relación amorosa con Jacqueline Roque. Tiene 73 años y es, sin duda alguna, el artista más famoso del mundo. Todos conocen también su militancia comunista y su riqueza material. ¿Cabía imaginar que este hombre prodigioso, que había condicionado con su obra casi todas las etapas del arte de la primera mitad del siglo XX, hiciera todavía algo más? ¿Era razonable predecir para aquel anciano un espléndido futuro creador? Dejaremos aparte las consideraciones más bien anecdóticas de su vida doméstica, la felicidad recobrada, los homenajes y halagos innumerables de los que fue objeto durante aquellos años, las exposiciones, o la descripción de sus lujosas residencias en la Costa Azul. Lo importante es que durante las dos décadas previas a su muerte continuó trabajando con intensidad, ingeniándoselas para abrir nuevas vías al arte contemporáneo, como ya lo había hecho durante la primera mitad del siglo…[+]