Para Mireia Luzárraga y Alejandro Muiño, fundadores del estudio barcelonés TAKK y docentes de la Universidad de Columbia, el futuro tiene muchas incertidumbres, pero ellos han decidido afrontarlas desde el optimismo y la proposición. Así, frente al mantra de que «es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo», han empezado a concebir alternativas a las lógicas de este sistema económico y a prepararse para el día después de su caída, siempre sensibles a los modelos de convivencia contemporáneos y conscientes del régimen climático actual. Desde estas tesis se enfrentan al reto de transformar un espacio industrial de 400 metros cuadrados en una vivienda, sin incurrir en altos costes económicos o ecológicos. Por ello, y ante la imposibilidad presupuestaria de acondicionar toda la atmósfera interior, idean pequeños dispositivos que satisfacen las necesidades básicas de una casa, crean polivalentes reductos térmicos y acaban con la necesidad de sistemas de climatización mecánicos...[+]