La sostenibilidad consiste en el equilibrio entre tres patas fundamentales: la medioambiental, la social y la económica. En la arquitectura y el urbanismo, la sostenibilidad no estriba sólo en llegar a un diseño que sea acorde con criterios medioambientales, esté desarrollado con técnicas pasivas de acondicionamiento y tenga en cuenta el ciclo de vida de sus materiales, sino también en atender a la influencia de la construcción en el ámbito social y económico. Los agentes implicados en la construcción de los edificios, el confort producido en el interior para sus ocupantes y las posibles implicaciones de su demolición, son aspectos que deben ser considerados desde el punto de vista social. Además, también debe tenerse en cuenta la viabilidad y el coste de edificios tanto en la fase de construcción como en la de mantenimiento, posterior demolición y, en su caso, reciclaje. Todos ellos son aspectos que tendrían que ver con la ‘sostenibilidad económica’...