En 2009 el estudio suabo Wittfoht Architekten ganó el concurso internacional para la ampliación del Centro William Rappard en Ginebra. Ubicado frente al lago Lemán, el edificio resultante —que acaba de inaugurarse— da cuenta de su entorno mediante la organización de su volumetría dividida en dos partes: un basamento que se adapta a la topografía y alberga el acceso, un restaurante y un aparcamiento, y un cuerpo superior de vidrio, muy ligero, que aloja la parte administrativa y una sala de exposiciones.
Concebido desde la fase de concurso para conseguir la máxima eficiencia energética, el proyecto parte de una estrategia en la que se aúnan los sistemas pasivos con los activos. Su doble piel de vidrios con triple acristalamiento y baja emisividad se ventila de manera natural y durante el verano se protege del exceso de radiación solar mediante un sistema de lamas automatizadas. Por su parte, la integración arquitectónica de los sistemas activos es evidente tanto en los falsos techos y suelos —por donde se produce la impulsión y el retorno de aire— como en las losas de hormigón, cuya inercia térmica se aprovecha mediante un sistema de climatización y calefacción radiante. Es precisamente en la climatización donde estriba la mayor apuesta tecnológica del edificio, pues la bomba de calor reversible que alimenta el sistema intercambia energía con el agua bombeada desde el cercano lago Lemán, aprovechando su temperatura constante para cederle el exceso de calor durante el verano o para atemperar de manera natural la temperatura durante el invierno, lo cual permite un importante ahorro energético y favorece que el edificio sea el primero de oficinas con fachada continua de vidrio que obtiene la prestigiosa certificación medioambiental suiza Minergie. Además, la rueda entálpica incorporada a la bomba permite aprovechar el calor residual del aire extraído de las oficinas, deshumidificando asimismo el de impulsión de manera que se eviten las condensaciones interiores.