En poco más de cincuenta años, países recién liberados del colonialismo, inmersos aún en sus ancestrales costumbres beduinas y sin apenas influencia en la política mundial se han convertido en potencias económicas y centros de poder regional con los que conviene estar bien avenido. Son los llamados ‘países del Golfo’, enriquecidos por la fuerza del petrodólar pero cuya presencia creciente en el escenario global es fruto de estrategias de mayor alcance, que están a caballo de la simple ‘Realpolitik’ —el caso de Arabia Saudí y su explícita presencia militar en la región— y de la influencia económica e ideológica —vulgo ‘política blanda’— que ejercen, no menos explícitamente, países como los Emiratos Árabes Unidos y Qatar.
Una de las bazas fundamentales de la política blanda tiene que ver con la creación de una imagen global reconocible que, ante la dificultad de establecer una relación de equivalencia real con Occidente —habida cuenta de la ausencia de democracia en estos países y de su entrega a la sharia—, tiende a sostenerse en el mundo ameno y líquido de la ‘cultura’. Además de la mejora de la imagen del país en la escena global, esta inversión en cultura —o esta inversión en transmitir la imagen de la cultura— trae aparejada otras ventajas de carácter social, en la medida en que dota a unos países ‘sin pasado’ —países que carecen de obras de arte y monumentos— de una ‘historia’ que al cabo contribuye a reforzar el sentimiento nacional.
En este número se han seleccionado los dos ejemplos recientes más relevantes de esta política cultural. En primer lugar, el Museo Louvre Abu Dabi, de Jean Nouvel, que presenta fondos prestados de la institución parisina y es el primer gran edificio construido en la ambiciosa isla cultural de Saadiyat, la gran apuesta emiratí por dotarse de ‘historia’. En segundo lugar, la Biblioteca Nacional de Qatar en Doha, de Rem Koolhaas, patrocinada por la internacionalmente ubicua Qatar Foundation, y que es a la vez una respuesta a los retos que la digitalización plantea a las bibliotecas tradicionales y un manifiesto por el civismo vinculado al saber.
