Ciencia y tecnología  Opinión 

Cuerpos construidos

¿Somos humanos?

Beatriz Colomina  Mark Wigley 
30/03/2017


El cuerpo inestable: Anatomía global / Implantes / Cirugía plástica / Hormonoterapia (fragmento), Bienal de Estambul 2016

El ser humano nunca ha sido simplemente humano. El cuerpo está habitado y constituido por miles de microbios —muchos de ellos existen desde hace millones de años— de los cuales depende para su supervivencia. El ser humano consiste en una colaboración cruzada entre especies, y esta colaboración es fluida, múltiple y siempre cambiante. Sólo en torno al 1 % del material genético de nuestro cuerpo es humano; resultan muy complicadas de hallar las partes específicamente humanas de nuestro genoma. La especificidad humana es, en el mejor de los casos, difícil de definir.

A la inversa, cada cuerpo humano individual resulta único e inestable. El cuerpo se define por la diversidad y la transformación continua. Sin embargo, esta diversidad está sin descanso sometida a disciplinas culturales que intentan someter los cuerpos a códigos normalizadores de género, sexualidad, raza, nacionalidad, globalidad, nivel económico, servidumbre y velocidad, abocando a cierta clase de cuerpos a ser invisibles, desechables o sencillamente no humanos. Todo ello depende de códigos de diseño. Los cuerpos son artefactos, productos de diseño.

Cada vez tenemos más partes artificiales, comenzando por una galaxia de tornillos, placas, clavos, alambres y stents. Sustituimos las partes del cuerpo con otras fabricadas o bien transplantadas de otro cuerpo. Cada vez pueden transplantarse más tipos de tejido, igual que ocurre con los órganos, ya sean animales, sintéticos, impresos a partir de biomaterial o hechos a partir de cultivos de células madre del propio paciente. De igual manera, el rango de prótesis externas no ha dejado de aumentar, desde la sustitución tradicional de manos, brazos, pies y piernas hasta los dispositivos electromecánicos y las neuroprótesis que se activan con las señales eléctricas de los nervios o incluso con las ondas cerebrales. La cirugía reconstructiva es cada vez más sofisticada a la hora de tratar los traumas, las enfermedades, los defectos congénitos, los gustos estéticos o el cambio de sexo.

F. Dallegre, Artista en Traje de Ópera Cósmica

El cuerpo se rediseña drásticamente con medicamentos. Todos los días se ingiere una enorme gama de sustancias químicas. Desde el punto de vista de los medicamentos, el cuerpo humano es sólo una envoltura porosa suspendida en un vasto flujo de productos químicos.

Este cuerpo rehecho sin pausa no es sólo el cuerpo occidental contemporáneo en su forma cada vez más globalizada, un producto de consumo cuyo diseño tiene que actualizarse con frecuencia. Todas las culturas antiguas se definieron por sus propias tradiciones de modificación del cuerpo. La cultura comienza con el rediseño del cuerpo.

El rediseño del cuerpo se ha trasladado ahora a la genética mediante herramientas que permiten insertar o eliminar elementos en la secuencia del ADN. La falta de especialización de las células madre, su capacidad para transformarse casi en cualquier tipo de célula, se utiliza ya para reparar órganos, heridas, retinas, tendones y dientes. La posibilidad todavía más radical de que las células madre humanas puedan servir para la creación de las células de otros animales, y también a la inversa, trastorna aún más la idea de lo humano, abriendo las puertas a la creación de quimeras, construcciones de especies cruzadas que desbordarán los límites de los debates éticos contemporáneos.

Este texto procede del catálogo de la 3ª Bienal de Diseño de Estambul, comisariada por los autores.



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