Composición y proyecto

Modernidad y clasicismo en la obra temprana

Simón Marchán Fiz 
01/01/1987


Para comprender las primeras villas corbuserianas es preciso dirigir la vista alternativamente hacia la pintura cubista y hacia la visión iluminista del mundo clásico. La síntesis, según el autor de este artículo, se manifiesta principalmente en la búsqueda constante de un equilibrio entre «lo abstracto y lo concreto, lo universal y lo particular, el orden mental y el universo real, los invariantes clásicos y la fluctuante sensibili­dad moderna»; el procedimiento seguido por Le Corbusier tendría mucho en común con la vía deductiva abierta por la pintura de Juan Gris, pero también se enraíza en el orden clásico siempre y cuando éste no sea entendido exclusivamente como repertorio figurativo.

A diferencia de lo que ocurría en los momentos heroicos de las vanguardias, en los que la urgencia por legitimar lo «nuevo» oscurecía incómodas reminiscencias del pasado, las revisiones actuales consienten en afloramiento de tensiones aquietadas entonces en aras de la ruptura radical. Sin duda, una de las más recurrentes es la que saca a la luz las connivencias entre la modernidad y el clasicismo. Y no sólo en aquellas arquitecturas que se reconocen, de un modo más o menos explícito, deudoras de dicha tradición —las de Behrens, Tessenow, Asplund, Loos, etc.— sino incluso en las de los representantes por antonomasia de lo moderno, como Mies van der Rohe y el propio Le Corbusier...[+]


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