En 1961 abrió en el Lower East Side neoyorquino una tienda que, como cualquier corner store, vendía toda suerte de artículos cotidianos, aunque en realidad hechos de alambre y papier mâché. Desde esa experiencia efímera, hacer de lo corriente una experiencia estética fue la labor de Claes Oldenburg, un sueco emigrado a los Estados Unidos que abrazó el humor y la ironía del arte pop en su inteligente crítica al capitalismo americano. Fallecido el pasado 18 de julio, será ante todo recordado por las coloridas esculturas de objetos multiplicados de escala que han poblado calles y plazas de todo el mundo: conos de helado, serruchos o pinzas de tender super size que producía junto con su esposa, Coosje van Bruggen, y que animan a reflexionar sobre nuestra relación con los enseres intrascendentes que copan el día a día.[+]