Nadie sabe muy bien decir si es un arquitecto emergente o consagrado, y este equívoco sigue jugando a su favor. Lo que sí está claro es que Bjarke Ingels, nacido en 1974 en Copenhague, es ya una verdadera estrella del panorama internacional. Se formó en su ciudad natal y en Barcelona; trabajó durante tres años en OMA; formó, junto con Julien de Smedt, su primer estudio, PLOT, antes de fundar en 2006 su propia oficina, BIG, que es hoy una gran marca corporativa con obras en medio mundo. Con la facundia que le caracteriza y una gestualidad con la que resulta fácil empatizar, Ingels define su arquitectura como un término medio entre la locura de las vanguardias y el funcionalismo de los profesionales ‘aburridos’, y afirma que lo suyo son las «utopías pragmáticas»...
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