PKMN architectures, All I Own House

La casa ha sido tradicionalmente un ecosistema propicio para los arquitectos jóvenes. Terminada la universidad, sin apenas experiencia y con una cortísima agenda, los profesionales noveles buscan trabajo allí donde pueden, y los proyectos de reforma de las viviendas de sus familiares y conocidos suelen ser sus primeros encargos. Esto es así tanto para los profesionales modestos como para los que pronto devienen en maestros: también Loos, Le Corbusier, Mies y otros fueron durante muchos años —y algunos no dejaron nunca de serlo— arquitectos de modestas obras domésticas.

Las reformas han cumplido así una importante función como desencadenantes de carreras profesionales. Una función tradicionalmente reconocida y asumida por los arquitectos, pero que hoy ha adquirido tintes distintos. Las pertinaces crisis económicas, la inflación de profesionales del ramo y el fin del sistema de concursos públicos han hecho que, sobre todo en España, las reformas hayan dejado de ser pasos primerizos y temporales en el proceso de recibir mayores encargos, para convertirse en un campo por derecho propio: un campo complejo y muchas veces ingrato pero hoy indispensable no tanto para que los arquitectos jóvenes puedan adquirir experiencia cuanto para los arquitectos en general puedan sobrevivir. De ahí que el estatus de la reforma haya cambiado: ya no son solo modestos manifiestos construidos, sino campos de experimentación en los que los profesionales se prueban a sí mismos. Una suerte de laboratorios para trabajar en tono menor los temas tradicionalmente asociados con el tono mayor: la escala, la espacialidad, los materiales e incluso las ideologías políticas que están detrás de ‘lo doméstico’.

Arquitectura Viva quiere dar cuenta de este contexto a través de ocho reformas de vivienda en Madrid a cargo de estudios jóvenes, organizadas de menor a mayor superficie. La Casa Múltiplo, de P+S, transforma un apartamento convencional con criterios de adaptabilidad y contención. La Casa Lara, de Hanghar, hace de la esencialidad espacial y material su sello distintivo. Non-Binary Cross Space, del dúo Pachón-Paredes, se libera de su rígida compartimentación para configurarse en un esquema fluido. Eulalia, de Burr Studio, mantiene con radicalidad el carácter industrial del edificio preexistente. La Casa del día después, de TAKK, se plantea como una radical interpretación de la distribución tradicional en apartamentos ‘de verano’ y ‘de invierno’. El Garaje, de Nomos, hace de la necesidad virtud —acaso el lema de este tipo de intervenciones— convirtiendo un obsoleto taller mecánico en una vivienda flexible. Trap, de Studio Animal, es una vivienda a pie de calle para un músico urbano. Finalmente, In Truss We Trust, de Ruizesquiroz Arquitectos, funde lo doméstico y lo profesional en un espacio que reinterpreta la tradición de los lofts.  

Husos Architects, ‘Un chico, su bulldog, un huerto y la casa que comparten’